miércoles, 16 de noviembre de 2011

Padres y comportamiento

Voy a tratar un tema delicado , pero crucial en la educación futbolística de nuestros hijos : nosotros los padres . Y concretamente , en este post , trataré de explicar y en lo posible en clave de humor como veo a algunos padres con sus actitudes en los campos de fútbol . Sé que todos caemos alguna vez en el error , yo logicamente igual que todos , pero hay algunos que son constantes en este tema y hacen de su comportamiento un modus vivendi en las dos horas que dura el partido . Nuestros hijos , y sobre todo en las categorías mas altas , tienen que soportar varias barreras a modo de presión a la hora de disputar un partido : primero consigo mismos , deben luchar contra sus instintos y lo que se espera de ellos , así como con las esperanzas que ellos mismos depositan en su capacidad . Después deben soportar la presión de los compañeros , que luchan como él por un puesto en el campo y además le exigen una aportación positiva . La presión de su entrenador , la mas feroz , la definitiva , el que le marca si juega o no , como debe hacerlo y cuanto tiempo . La del propio club , hay escudos que pesan mucho y algunos no soportan la presión de jugar en clubs de máxima exigencia . Y por último la que su entorno le ejerce , amigos , familiares , padres , etc ... Todas estas líneas de presión son las naturales en este deporte y en casi todas las disciplinas deportivas , la calidad y la fuerza psicológica ante las adversidades , barreras y curvas que le llegan al jugador ayudan a sortearlas en la mayoría de los casos . Después hay otra presión mas cercana al jugador y muy importante aunque no lo parezca , la que le ejercemos el entorno mas próximo y mas concretamente los padres . Hoy no voy a tratar sobre las esperanzas depositadas en ellos , la exigencia en su desarrollo como futbolista o la presión que ellos mismos se apropian al ver a los padres entregados a la causa del futuro futbolista . En el post de hoy retrataré el comportamiento de algunos padres durante el desarrollo del partido , con el propio jugador , con el árbitro o con los contrarios .
Hemos visto que hay varias líneas de presión que soportar para el jugador , una vez el jugador comprende que su juego debe ir en la dirección donde el equipo necesita y que su capacidad de juego es la que es , que el entrenador confía y que el escudo tiene un peso adecuado a su exigencia personal , aparecemos nosotros desde la banda para añadir tan solo con nuestra presencia una presión extra . El que ha jugado a fútbol y ha tenido a su padre/madre en la banda , aunque su presencia tan solo fuera testimonial , sabe que la fuerza protectora o crítica que ellos producen condicionan muchas veces el juego . El jugador sabe que sus padres requieren de su tiempo , sacrificio y economía para que él juegue a fútbol , por lo tanto les debe rendir cuentas con su juego . Se examina ante él mismo ,ante su equipo , ante el cuerpo técnico y ante su entorno ; y en ese entorno estamos nosotros ejerciendo de padres . Los padres normalmente queremos lo mejor para nuestros hijos , por lo tanto todo lo que le estorbe en su camino hacia el triunfo es una molestia que debemos eliminar . Como no tenemos mucho poder en el desarrollo del juego , ni ponemos a nuestro hijo a jugar , ni lo quitamos , ni chutamos , ni pitamos , ni les protegemos ante una entrada de un rival , pues ponemos nuestro poder gestual y nuestra garganta al servicio de la protección de nuestro hijo . El árbitro pita tarde y mal , no saca tarjetas en cada falta que recibe nuestro hijo y los contrarios han salido con el objetivo de pegarle sin ningún sentido . Brazos en alto y a grito pelado pedimos lo que creemos justo para nuestros hijos , es decir queremos que el camino hacia su aportación futbolística al equipo sea llano y favorable . Además puede ocurrir que los compañeros no estén bien situados cuando realiza un mal pase o que simplemente le ignoren sistemáticamente si no logra participar lo que creemos . El jugador se da cuenta y actúa en la misma línea que su padre/madre marca ostensiblemente desde la banda , si el padre protesta el jugador protesta , si el padre llega a la excitación nerviosa el jugador sube de pulsaciones con mucha facilidad . Y la imagen de jugador-padre por los suelos , porque los que están a su alrededor regogen una imagen distorsionada de una persona que puede ser un padre ejemplar , un reconocido profesional o un venerado representante de la comunidad ; pero que en un campo de fútbol se convierte en una especie de juez implacable que solo lleva el sentido de la justicia hacia su versión de la jugada . Brazos en alto , gesticulando , insultando si hace falta y exponiendo a viva voz su sapiencia en el arte de arbitrar y/o jugar nunca se equivoca y si alguien le hace ver que posiblemente se esté pasando tres pueblos su ego queda tocado y si antes estaba enfadado ahora está indignado y maltratado . Y yo me pregunto ¿ hace falta comportarse como un energúmeno para que tu hijo siempre salga victorioso ? , ¿ no será mejor que resuelva y acate las decisiones del árbitro , que sepa controlar las brusquedades de un contrario y que participe según su importancia en el juego ? . Llegará un día que nuestros gritos indignados no sirvan , que alguien se sienta mas indignado que yo y que realemnte alguien me llegue a tocar la cara . Implicando en el asunto a mi hijo , que simplemente está jugando a fútbol . Invito a todos aquellos que llaman burro al árbitro que se pongan en su lugar , que varios individuos haga lo que haga le insulten a placer , veríamos si son capaces de aguntar mucho rato . Seguro que la experiencia les haría reflexionar .
Los padres estamos para exigir , para montar la logística y para apoyar , pero no estamos para enseñar a nuestros hijos que la justicia siempre es la mia y que en el juego todo vale . Somos una de las partes mas importantes en su educación y su tendencia es a imitarnos , incluso en estas edades , solo por esto lo mejor sería aprender a acatar lo que sucede en el juego y animar a la mejora , simplemente . Todos lo agradeceríamos mucho .

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